Hace algunos años que soy vegetariana, y eso hace que me fije bastante en la calidad de los vegetales que voy a consumir; así que ya me di cuenta que no en cualquier verdulería se encuentra variedad y calidad. Por suerte a unas cinco cuadras de casa hay una buena oferta en un negocio chiquito atendido por unas chicas, donde puedo pedir jengibre, rúcula, echalotes, albahaca fresca, y otras delicias vegetales sin que me miren con cara de estar viendo a Willie, el alienígena vegetariano de V, Invasión extraterrestre. Y además, lo que no tienen lo tratan de conseguir con muy buena voluntad para el día siguiente, o el otro. Ayer les pregunté si tenían papitas andinas, las papas chiquitas que vienen en surtido de colores morado, verde, amarronado, con mandioquitas; todas juntas en una bolsita de red (ojo! a no confundir con los papines, que no son más que una miniaturización mutada de la papa común); estas papitas son bien sabrosas, tienen el verdadero gusto terroso de la papa a la que ya nos hemos desacostumbrado de tanto comer papotas retocadas genéticamente por los biólogos; y nutricionalmente no sólo tienen más calcio y potasio que las comunes, sino que también se digieren mucho mejor.
Me gusta hacerlas al romero, partidas al medio y saltaditas con ajo; o simplemente al vapor acompañadas de salsa de soja y jugo de limón. Se comen con cáscara y todo, y son riquísimas. Mientras trataba de explicarle a la chica lo que buscaba; intentando hacerle notar la diferencia entre las papas andinas y los papines, para que no se confunda al traerlos, nos interrumpió la otra vendedora diciendo “Ah! ¡Pero lo que usted quiere son papas bolivianas! ...Nosotras las comemos” Yo asentí, porque al toque pensé que las papas andinas abundan en Perú, en el Norte Argentino y también en Bolivia...”sí, sí” le dije. Enseguida la señora arremetió “¿Ud. es boliviana?” me preguntó con una sonrisita, y antes que yo le pudiera responder, la otra me interrumpió “Noooooo, noooo!”
Me gusta hacerlas al romero, partidas al medio y saltaditas con ajo; o simplemente al vapor acompañadas de salsa de soja y jugo de limón. Se comen con cáscara y todo, y son riquísimas. Mientras trataba de explicarle a la chica lo que buscaba; intentando hacerle notar la diferencia entre las papas andinas y los papines, para que no se confunda al traerlos, nos interrumpió la otra vendedora diciendo “Ah! ¡Pero lo que usted quiere son papas bolivianas! ...Nosotras las comemos” Yo asentí, porque al toque pensé que las papas andinas abundan en Perú, en el Norte Argentino y también en Bolivia...”sí, sí” le dije. Enseguida la señora arremetió “¿Ud. es boliviana?” me preguntó con una sonrisita, y antes que yo le pudiera responder, la otra me interrumpió “Noooooo, noooo!”
Sólo después pude acotar “No, pero me gustan esas papitas”. Está bien que se notan en mi cara los rastros de mis antepasados italianos, pero tampoco era para reaccionar así, che! Al fin y al cabo esas cosas son obra del más puro azar: la raza, el sexo, la nacionalidad e incluso el medio social nos son dados arbitrariamente al momento de nacer, son parte de un background recibido por herencia y no hay nada que podamos hacer por deshacernos de eso, no lo merecemos, por mejor o peor que sea, y en consecuencia, no nos hace mejores ni peores.
No soy mejor que ella por tener la tez más clara. Me quedé pensando...la eficacia del discurso de la discriminación se apoya en fortalecer la creencia que existe una cierta superioridad innata en pertenecer a alguna categoría racial o sexual, en detrimento de otra, por supuesto. Si es imposible de cambiar, es idiota pensar que eso te hace superior a otro, ¿qué tuviste que superar? Lo peor es que el mecanismo funciona y le hace pensar a una chica boliviana que me puede ofender con la pregunta. No, no soy boliviana, pero es pura casualidad. Y me da bronca, me da bronca que a ellos les mandan fruta y a nosotros papa espunta, que en Europa era alimento para cerdos.
No soy mejor que ella por tener la tez más clara. Me quedé pensando...la eficacia del discurso de la discriminación se apoya en fortalecer la creencia que existe una cierta superioridad innata en pertenecer a alguna categoría racial o sexual, en detrimento de otra, por supuesto. Si es imposible de cambiar, es idiota pensar que eso te hace superior a otro, ¿qué tuviste que superar? Lo peor es que el mecanismo funciona y le hace pensar a una chica boliviana que me puede ofender con la pregunta. No, no soy boliviana, pero es pura casualidad. Y me da bronca, me da bronca que a ellos les mandan fruta y a nosotros papa espunta, que en Europa era alimento para cerdos.
6 comentarios:
Ah deliciosa, ya veo que está pensando churrinchescamente!!!
Me encanta el blog. Si puedo aportar algo al "buen gusto de los vegetales", no hay nada como hacerlos al vapor: es increíble el gusto diferente que tienen.
Muchos besos
Bienvenida!
jaja! se ve que me quedó picando el tema de la raza.
Me alegro que te guste el blog, y coincido con vos: las verduras al vapor tienen mejor sabor! (y además conservan más las vitaminas y mas vistosos los colores)
;-) Beso!
Me encanto!!!!
y comparto 100%...
Me inspiraste asi que ahora posteo una receta con papines andinos...o papas bolivianas jejje
Beso!!!
Aaah, ví tu receta, Cusi!
Está muy buena, y me encantan las salsas servidas en vasitos de shot.
Con una tuile quedan de lo mas fashion.
Beso!
ouep...c bien triste mais bien vrai...et delicieusement bon tout ca...;o)
Oui, mais il faut penser les differences. Bisou!
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