Uno de los lugares que nos tentó por la pinta y que nos quedaba de paso en la visita a la Quebrada de San Lorenzo es El Castillo.
Ese mediodía fuimos los únicos comensales, quizás por eso el servicio fue atento pero muy relajado. La carta es clásica, sin grandes atrevimientos. Lo de siempre, pero conejo no había. Así que pedimos un antipasto y un bife de chorizo c/papas fritas + un bife de lomo con vegetales.
Ambos muy buenos, más que decentes.
La comida tardó un poco, pero no tanto como esperamos para pedir la cuenta. Finalmente, mi novio decidió levantarse y acercarse a la caja para pedirla.
Surprise! El mozo estaba durmiendo boquiabierto, sentado en la barra atrás de la caja.
En Europa no se consigue...Cuak!
lunes, febrero 04, 2008
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4 comentarios:
et bin euh lala pas cool...vous avez quand meme mange
Si hubiéramos sabido que estaba dormido, nos íbamos sin despertarlo!
quoi ??? niños malos :)
NO NO! Solamente no queríamos molestar su sueño... :P
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