Espumas Argentinas hasta el fin (fondo blanco)

Del fracaso de mi primera (y única) convivencia amorosa salí perdiendo: el alambique se lo llevó él.
La producción de cerveza roja la repartimos como el resto de las cosas que tuvimos. Nunca volví a probar una cerveza igual, aquella tenía un verdadero sabor amargo…y unas burbujas chiquitas… y una espuma muy suave.
Con el fin de la convertibilidad empezó el auge de las cervecerías artesanales, había que reemplazar en el mercado nacional a las cervezas importadas, porque habían multiplicado su precio. Hoy en día hay varios y buenos lugares donde probar una cerveza para paladares exigentes.

El sábado fuimos a Buller: el lugar es bastante cool, empezando por su recoleta ubicación y una linda terraza de mesitas en la vereda. El precio es más o menos como en la mayoría de los pubs, ni más ni menos (1/2 pinta de cerveza $7), la atención es buena, el lugar agradable. Hay una variedad de picadas, pizzas y algunas otras cositas para acompañar.
Tiene una variedad de 6 cervezas propias, nosotros probamos 4: Honey Beer, Indian Pale Ale, Dry Stout y Cream Pale Ale.
No conseguí probar una bien lupulosa como me gustan a mí, pero la que más me gustó fue la negra Dry Stout. El resto, si bien eran buenas, he probado mejores cervezas en lugares ignotos; como una exquisita cerveza de receta belga que probé en El Chaltén por casualidad, en una cervecería chiquita de la que no me acuerdo el nombre, ni está en Internet. Su nombre está perdido para siempre en mi memoria, quizás por eso en mis recuerdos tiene el sabor de la añoranza.

(update memorioso -gracias Anónimo!-la cervecería olvidada se llama El Bodegón y está sobre la Avda. San Martín, la calle que atraviesa las 5 cuadras que es el pueblito perdido (y hermoso) del Chaltén)